domingo, 24 de abril de 2011

LA DICHA DE NO TENER CHICHIS

LA DICHA DE NO TENER CHICHIS
Ya lo dijo una vez la sabia y bien conocida Shakira en uno de sus éxitos “suerte que es tener pechos pequeños, y no los confundas con montañas”. Con rima, ritmo y todo, todas cantamos la canción creyendo que sería el fin del complejo bubi, pero no, ese encanto solo duró lo que dura la canción. Además que no tardamos en darnos cuenta que la Shakira no pertenece al gremio, ella si tiene chichis.

La verdad es que no hay dicha alguna. Era solo un enganche con fines académicos, que prueba además, que somos mayoría. El no tener chichis es comparable con no ser buen puñete en el colegio, o sea más claro, vales pan. En la edad de la adolescencia existen tres tipos de chicas: Las que tienen bastantes chichis, las que tienen algo respetable y por eso se llevan con las anteriores, y las que no tenemos nada y se burlan de nosotras. Obviamente las primeras son las más guapas y las que más les llaman la atención a los chicos.

Usar el “formador” es todo un logro, porque si lo usas significa que tienes algo que formar, y llegas un día con sostén, se abren las puertas del universo porque ya tienes algo que necesita ser sostenido. Como era de esperarse, yo no encaje en ninguno de esos grupos, sino como dos años después de que las otras encajen.
Ahora, siendo positivos, se le puede encontrar puntos ventajosos a esta ausencia de carne, grasa, músculo y piel.


VENTAJAS

1. Ahorramos mucho en sostenes. No se desgastan, porque como no aguantan peso, permanecen intactos.

2. Podemos no usar sostén si queremos, nada se va a caer, y nada se va a notar. No tiras sujetadoras.

3. Podemos usar la ropa de hermanas o primas menores en casos de emergencia.

4. El mismo terno de baño nos dura eternamente durante cada paseo a la playa.

5. Nos acaloramos menos.

6. Podemos salir a trotar todas las mañanas sin que parezca que vamos bateando dos pelotas a los lados.

7. Podemos salir a las 8 pm a cualquier lado, total, nadie nos va a morbosear.

8. Podemos dormir boca abajo.

9. Podemos fantasear con operarnos algún día.

10. Si se nos cae un canguil entre las chichis podemos cojerlo disimuladamente, o jalar la blusa hacia adelnate para que caiga por abajo... Qué podría ser mejor?

11........
No encontré más ventajas. No existen. Llegar a aceptar que ya crecimos, y aún seguimos sin tetas es todo un logro, casi como de alcohólicos anónimos, que pasa por tres etapas:

1. Etapa de Negación. Juramos que”aún estamos en crecimiento” y que se crece hasta el primer embarazo. Quizá crezcamos, pero de ancho, porque de talla de brasier jamás. Vivimos en tal negación que muchas veces compramos un sosten 34B porque nos auto convencemos de que “el otro me queda apretadísimo” aunque en realidad sabemos que se encogió en la secadora.

2. Etapa de Crisis: En esta etapa ya nos dimos cuenta del chiste de “vos eres nadadora no?”. Si, nada por delante y nada por detrás. Cruel, pero verdad. Entonces decidimos ser nuestras propias hadas madrinas y probamos cuanta estrategia bochornosa se nos cruza: Los sostenes de Sharon la Hechicera siempre lucen prometedores. Las almohadillas no parecen tan malas, y las pegas de silicona que se adhieren a la piel se nos terminan cayendo un día debajo de la blusa. Pero vale la pena, porque según la caja “nos aumenta una tallota”.

3. Etapa de Aceptación: Eso mismo. Ya lo aceptamos y nos hicimos al dolor. Podemos empezar a pensar en operarnos si tenemos plata, y si no, podemos como yo, resignarnos a buscar ventajas escondidas.

La pregunta es Por qué? Y aunque la respuesta no cambiará el mundo, quizá si un poco nuestra frustración, como siempre, tengo una teoría: Los hombres fueron amamantados. Como buenas mamíferas, tenemos senos, cuya función es alimentar a la cría. Unos senos grandes son símbolo de grandes cantidades de alimento y barriga llena. Barriga llena, corazón contento. Corazón contento, cerebro feliz, cerebro de hombres feliz: cortocircuito. Cortocircuito en cerebro masculino = senos grandes=hombre satisfecho. Olvidaron la parte del sustento alimenticio.

La verdad es que el mundo es variedad. Si todas fuéramos 34 o 36 b seguramente todas quisiéramos ser 32 b. Es decir que el problema está en nosotras. Y si el problema somos nosotras, la solución somos nosotras. Será?

No hay comentarios:

Publicar un comentario