martes, 16 de agosto de 2011

Las Barbies tienen la culpa de todo.

Las Barbies tienen la culpa de todo.


Es impresionante la capacidad que tenemos las mujeres para hacer ridiculeces. Criticamos la ridiculez ajena y olvidamos cuantas veces hemos caído en la misma combinación de colores y las mismas poses fingidas. Pero después de analizarlo mucho, legué a la terrible conclusión de que las Barbies tienen la culpa de todo.
En la niñez inauguramos nuestra ridiculez cuando tratamos de vestirnos como nuestras Barbies, y terminaos disfrazándonos de señoras. Nos preguntamos que tiene la Barbie, que no tengo yo? Y decidimos deliberadamente usar las ropas que encontramos parecidas. Obvio nos sentimos divas y creemos que los adultos se sienten complacidos con nuestra belleza, cuando en realdad se ríen de nuestra ridiculez. En ese momento ni siquiera lo percibos, pero las fotos borrosas en los álbumes familiares quedan como prueba del delito a la moda que cometimos. Y calla por años hasta que se nos ocurre conseguirnos un novio, y un día nuestra madre saca como de caja de pandora todos esos recuerdos impresos vergonzosos.
En la adolescencia nuestra ridiculez se despunta y deja no solo fotografías como prueba si no también videos, ye imágenes imborrables en la memoria de todos nuestros compañeros del colegio que nos vieron bailar la canción de Back Street Boys. Lo terrible de eso, es que aún cuando aceptemos y nos arrepentimos nuestra ridiculez infantil, no hemos aprendido nada y recaemos en los mismos errores: Creernos una Barbies. Es así que nos pintamos el pelo como la Barbies sirenita, o un día amanecemos con la idea inconsciente e incrustada de manera permanente de pintarnos el cabello de rubio. Y como nuestras amigas también tuvieron Barbies creen que es una genial idea y nos apoyan.
Luego, cuando crecemos y nos consideramos maduras, el efecto Barbie continúa afectando nuestra vida. Creemos que el Ken llegará y nos dará todo lo que necesitamos, será guapo, tendrá cuadritos y además tiene un carro. Obviamente esto nuca sucede, y nos sentimos frustradas porque el que llega no solo que no es ken, si no que encima el se cree G-I-O, y no tiene porque andar cumpliendo caprichos mientras tenga que salvar al planeta.
Las Babies nos crearon una falsa idea de lo que sería el mundo, y cuando aterrizamos nos chocamos contra hombres nada caballerosos, mujeres nada amistosas, y barrigas de embarazada que no desaparecen sin dolor y sin dejar estrías.
Nuestra hermana Kelly no nos ayuda con las labores, no es tierna y nunca esta peinada. Los suffles no son tan fáciles de preparar, y generalmente las cosas rosadas, y en especial las botas no son útiles porque no combinan con nada.
Cuando en 1959 Ruth Handlers creó a la muñeca más famosa del mundo, jamás pensó en todas estas terribles consecuencias, y estoy segura que su único fin, era crear la primera muñeca- maniquí con busto prominente y la primera en divertir verdaderamente a las niñas y también niños con testosterona adelantada.
Todas las poses que asumimos giran en torno a la vida perfecta de la Barbie. Las mujeres usan bikinis aún cuando pueden dañar las corneas de otros, porque su Barbie, lo no solo que usaba su bikini para la playa, si no para toda ocasión. Y no, no somos olvidadizas, lo que sucede es que copiamos todo lo que a las Barbies les sucedía: Siempre se les perdía el zapato, el arete, la pulsera o cualquier otro accesorio que llevara. Con plástico perdido, inconscientemente tenemos el deseo de recuperarlo haciéndonos dolorosos implantes por todas partes.
A las pocas que no tuvieron Barbies y no actúan como el resto, las vemos con desprecio y les decimos machonas, y sobretodo ridículas.

2 comentarios:

  1. Srta. Natalia: 1.- Corrige la ortografía antes de publicar. 2.- Me gustó mucho que mediante un texto reflejes el descontento y trauma diario de muchos hombre por no llegar a ser el ken que esperan. 3.- Publica más seguido, me gusta como escribes.

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  2. jajajajajajjajajajajaaj Dios recién leo todo esto!! muchas gracias procuraré corregir la ortografía las proximas veces.

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